Julio Jaramillo, el ruiseñor de América
Uno saluda desde la puerta y le sale un perrazo de aspecto fiero que pareciera resguardar un busto del compositor margariteño, detrás viene un roble de esta tierra, enérgico, entero, que le hace un gesto y el perro se disipa. Ahora estamos en un pequeño estudio confortable, atiborrado de discos...
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