Margarita Laso

El objetivo de la artista es darle el valor de lo que considera es parte de la identidad ecuatoriana, es la herencia de artistas pasados



(Quito, 20 de julio de 1963) Cantante y compositora, desde temprana edad, sintió atracción por el canto, que fue motivado por la afición de su padre, Alfonso Laso, por el canto, por eso ella y sus hermanos desarrollaron ese amor a la música y cuentan con la voz no sólo como un instrumento de trabajo, de servicio, sino como instrumento de alianza, de vínculo familiar. Inició sus estudios en piano a los ocho años, más tarde en guitarra, y en la juventud perfeccionó sus técnicas de canto vocal y de repertorio.

En el colegio y en la universidad, Margarita era la representante de sus compañeras y compañeros en los diferentes eventos, la llamaban “La voz cantante”, esto le abrió un nuevo espacio, ser reconocida como artista, primero en su círculo más cercano y luego en ámbitos más grandes.

Poco a poco su vos se fue convirtiendo en más que un granito de arena para proponer, para aportar. No había pensando en la música como carrera, pero tenía la ilusión de cantar, de estar sobre escenarios, de viajar cantando, cargar la guitarra, las canciones, sus guerreras como las llama. Hasta que decidió organizar un recital, esto implicaba todo un trabajo de producción, de contenidos, selección de músicos, conceptos para los arreglos, cómo presentar la música, un largo trabajo que vería la luz en 1989 y desde ese momento Margarita como solista apuntaría a dar mayor realce a la música ecuatoriana.

Estudió Sociología y Literatura, una de sus actividades es el trabajo literario, que en algunos momentos la aleja de la música y en otros le permite el encuentro con ella. Su literatura ha buscado plasmarse en la composición, y se ha acercado a compositores como Leonardo Cárdenas, Hugo Idrovo, Alex Alvear, Pablo Balarezo que han puesto música a sus letras, procurando sumar a géneros que identificamos como de la tradición ecuatoriana.

Publicó en 1991 su libro “Erosonera”, en 1994 “Queden en la lengua mis deseos”, en 1997 “El trazo de las cobras”, que le permitió obtener el premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, muchos de sus poemas aparecen en varias antologías.

Algunas de sus principales producciones a lo largo de su carrera son: “Luna desnuda”, en 1992; “Canciones de cuna y villancicos” en 1997; “Apostemos que me caso, en 1998”, “vivir en esta Carpuela”, en 2001; “Corazoncito”, en 2009.

El objetivo de la artista es darle el valor de lo que considera es parte de la identidad ecuatoriana, es la herencia de artistas pasados, sugiere que la falta de valoración a nuestra música, provocará poca valoración por lo que cada persona es, y que por lo tanto, es necesario que artistas del Ecuador tengan una presencia creciente y no sólo las transnacionales de la música.

Con su voz armoniosa difunde una parte de lo que heredamos como creación propia las y los ecuatorianos, para ella el camino no ha sido fácil como para muchas mujeres artistas, y manifiesta que “los aportes de las mujeres están cada día permitiendo este crecimiento de la humanidad hacia lo que creemos es un horizonte más luminoso”.
Margarita Laso ha llevado su voz por todos los rincones del Ecuador y ha llevado la voz de nuestro país a países como Colombia, Perú, Cuba, Brasil, Estados Unidos, Chile, Panamá, El Salvador, Turquía.

Actualmente es articulista del diario Hoy de Quito.

Signos contrahegemónicos

Margarita tiene un aporte político contrahegemónico que lo manifiesta con su voz, con sus letras, y sobre todo en el rescate de la música ecuatoriana, el autoreconocimiento, el conocimiento de lo ecuatoriano, de lo diverso, de lo propio para que sea valorado, celebrado, disfrutado; manifiesta que para las personas es fundamental conocer su suelo, su tierra, la música de sus montañas, todo lo que enriquece ese entorno.

Fuente : gammaecuador.org


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